Ciudad y arquitectura: los dioses son seres vivientes
Portada
Citas bibliográficas
Código QR
LA Referencia Stats
Autores
Autor corporativo
Recolector de datos
Otros/Desconocido
Director audiovisual
Editores
Tipo de Material
Fecha
Cita bibliográfica
Título de serie/ reporte/ volumen/ colección
Es Parte de
Resumen en español
Se sabe que en épocas primitivas (1150-1000 a. C.), tribus de dorios y de griegos nor-occidentales que ocuparon grandes áreas de la Grecia continental y de Creta2, practicaban una forma de religión que los antropólogos definen como “animista” o “fetichista”, pues los objetos de veneración no eran propiamente dioses, bajo las formas “más desarrolladas” de religiosidad que hoy conocemos, sino entidades naturales tales como piedras, lagunas, bosques o árboles y, en general, manifestaciones de la naturaleza, objetos o fenómenos naturales. Eran, en realidad, experiencias de la naturaleza objetivadas en deidades. En algunos parajes de la virgen geografía griega, quizá, las manifestaciones de la naturaleza eran singulares, y los primitivos griegos las identificaban como “presencias”. Con el tiempo, a esas manifestaciones particulares de los poderes de la naturaleza terminaron por reconocerlas como presencias de la divinidad y a los lugares donde aquellas se manifestaban, terminaron por considerarlas como lugares sagrados o santuarios (lugares habitados por dioses). Posteriormente, durante el período arcaico, cada uno de aquellos santuarios terminó por ser delimitado con una muralla (temenos) que diferenciaba el territorio sagrado del que no lo era.
Descripción general
Notas
URL del Recurso
Identificador ISBN
Identificador ISSN
2357-626X (electrónico)