Con antelación a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, varios instrumentos internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 y la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1959, señalaron -en forma implícita la primera y de forma expresa la segunda- la necesidad de buscar una especial protección de los niños para garantizar su adecuado desarrollo.