La castración química es un procedimiento reversible que se caracteriza por la manipulación de hormonas, su objetivo es reducir el nivel de testosterona para inhibir el deseo sexual. En Colombia, la castración química se ha intentado promover como pena adicional a la pena privativa de la libertad (mediante iniciativas legislativas), para ser aplicada a sujetos que hayan cometido delitos sexuales. Dichos avances legislativos carecen de argumentos fácticos y jurídicos, ya que su implementación no va orientada a la prevención del delito.