En las últimas décadas se ha dado espacio a nuevos derechos como el de identidad de género y al nombre, los cuales han sido reconocidos mediante reformas estatutarias, en las que se definen los procedimientos para la rectificación registral del sexo y el cambio de nombre, constituyéndose en un verdadero desafío, al plantear un marco normativo que transforma la tradicional concepción del ser humano.